Después de unas horas, salgo de mi recámara.
- Mary escúchame por favor.
- ¿Qué quieres Hyde?.
- Mika me beso te lo juro
- ¿Y tú te dejaste? ¡Mira nada más pobrecito!
- No, justo cuando me besó y la empuje, tú saliste, te lo juro. Jamás te mentiría, por favor me conoces.
- Te creo – Hyde se acerca a besarme, me hago para atrás – no, te creo, pero dame mi espacio.
Me doy la vuelta y lo dejo ahí.
Ha pasado una semana en la que apenas si le dirijo la palabra. Sé que es honesto pero la rabia aún la traigo dentro, cualquier cosa puede hacerme explotar y no quiero empeorar la situación.
- ¿Ya me vas a perdonar? – dice Hyde.
- Te dije que te creo.
- Pero eso no es perdonarme.
- No tengo que perdonarte si tú no hiciste nada.
- Entonces ¿Por qué sigues así?
- ¡Porque! ¡Todavía preguntas! ¡Será porque la ex esposa del hombre al que amo lo besó! ¡Porque ha hecho todo para separarnos! ¡Porque ya estoy harta de Mika!- después de mi explosión Hyde solo me ve con cara de niño regañado.
- Señora, no puede pasar – dice Masashi, demasiado tarde Mika está dentro del departamento.
- ¿Qué haces aquí? – grito fúrica.
- ¡Es mi casa! – responde Mika.
- No es tu casa – dice Hyde.
- ¡Hyde te callas! ¡Esto lo arreglo yo! – y a esto Hyde nuevamente pone cara de niño regañado.
- ¿Qué vas a arreglar estúpida? – responde Mika.
- Más te vale que dejes de estar de arrastrada con mi hombre, porque si no ya verás.
- ¡Ya veré que! – me reta Mika.
- ¡Esto! – le suelto una cachetada con toda mi ira, la tomo de los cabellos y comienzo a jalarla hacia la puerta, Mika intenta defenderse clavando sus uñas en mis brazos, pero mi ira es tal que no siento dolor – te largas y si vuelves no respondo – la saco de la casa y cierro la puerta.
Hyde y Masashi solo me ven sorprendidos.
- ¡Qué!
- Nada – dice Hyde, Masashi no responde.
Me voy a mi recámara muy orgullosa porque, aunque suelo ser amable defiendo lo que amo y lo acabo de demostrar.
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