Durante un mes finjo que no pasa nada, aunque estoy emocionada, por fin mi vida va a cambiar…
- Mary- mi jefe me despierta de mis pensamientos.
- ¿Sí señor?
- Dentro de una semana te vas a Japón – me entrega un sobre grande – no me resta más que agradecerte todo, estaré en contacto contigo, tomate la semana para que prepares todo.
- Gracias.
Me dirijo hacia un parque, me siento en una banca y abro el sobre: contiene mi boleto de avión, un cheque con mi liquidación y una nota que dice “el señor Masashi te recogerá en el aeropuerto”
Llegó a mi casa a la hora de costumbre, tengo que evitar que alguien note que algo está por pasar. Pero necesito ayuda para preparar mi viaje y se exactamente a quien pedírselo… la busco en el chat.
- Hola Blanca.
- Hola Mary ¿Cómo estás?
- Bien, oye necesito ayuda.
- Dime ¿Qué necesitas?
- En una semana me voy a Japón y quería pedirte que guardes mis maletas.
- Claro amiga.
- Gracias, mañana te llamo, ya llegó mi tía.
Me desconecto rápidamente pues ella controla hasta mi red social y no sabe que tengo otra, desde donde me siento un poco más libre.
Rápidamente llega el día de mi partida y como siempre la única que me acompaña es mi amiga Blanca…
- Ya casi te vas, te voy a extrañar mucho.
- Yo igual pero estaremos en contacto, eso te lo prometo.
- Y ¿ya le avisaste a tu tía?
- No, ahorita le marco – saco mi teléfono y le llamo…
- ¿Bueno?
- Tía, soy Mary… te llamo para avisarte que me voy de tu casa, me voy al extranjero.
- ¡Qué dices! ¡No puedes! – corto la llamada y apago mi teléfono, no quiero volver a oírla.
Me despido de mi mejor amiga y tomo rumbo hacia un puerto desconocido.
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