Desde el día que mis padres fallecieron en aquel terrible accidente me fui a vivir con mi tía y su familia, pensé que había vivido el infierno cuando llegué a mi casa y vi tan tremenda escena, pero ese fue el inicio de mi calvario.
Hace seis meses vivo con ella, bueno el término “vivir” queda muy grande para mi situación: por las mañanas me levanto a llevar a mis primos a la escuela, luego me voy a trabajar como asistente de un empresario japonés, después tengo que llegar a atender a mis primos y así termina mi día.
- ¡Qué bueno que llegas! – dice la nana de mis primos.
- Había tráfico.
- Entonces ya me voy.
- Sí, vete con cuidado.
Durante tres horas veo jugar a Juan de 7 años y a su hermana Renata de 15 años. Llega mi tío Juan Carlos.
- Mary ¿Cómo se portaron mis hijos?
- Bien tío ¿Me puedo retirar a mi recámara?
- Sí, ve.
Ya en mí recámara pongo algo de buena música…
- Mary ¿ya cobraste? – entra mi tía, como de costumbre sin tocar, seguida de Renata.
- Sí, aquí está – sacó mi cartera y le doy más de la mitad de mi sueldo.
- Que fea cartera – dice Renata.
- A mí me gusta – respondo de manera indiferente.
- Yo no sé cómo te puede gustar ese japonés que parece mujer, que hasta en la cartera lo traes - replica mi tía.
- Tía, se llama Hyde.
- Como sea, estas obsesionada con él – dice mientras se da la vuelta y se va.
- Oye ¿Segura que te gustan los hombres? – dice Renata.
- ¿Qué?
- Pues sí, te gusta un cantante que parece mujer y aparte la mala música – dice maliciosa.
- Renata cállate, Hyde es un excelente músico y muy guapo, y ya mejor vete de mí recámara o ¿Quieres que le diga a mi tía que te gastas el dinero que te da para la escuela en cosas de cierto mal cantante que piensa que Canadá es un continente? – mi prima sale muy molesta pues odia que le eche en cara la ignorancia de su ídolo.
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