miércoles, 4 de mayo de 2016

Replay, capítulo 1

   ====== Simbología ==========

S: Sakura
H: Hyde.
P: Padre (Seiya)
A: Akane.
* : personajes secundarios.


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La mayoría de las chicas del pueblo sueñan con ser una chica de alta cuna, en cambio yo lo odio, lo que pudiese ser el sueño de cualquier joven para mi es el infierno: mi peor pesadilla. Como dama de sociedad prácticamente no puedo hacer nada, me la paso todo el día encerrada en la biblioteca o en clases sobre cómo debo ser una mujer noble, gentil y sobre todo obediente, si a eso le suman que mi padre es un verdadero dictador nadie quisiera estar en mi lugar.

Este reino se encuentra dividido en distintos valles: Kita,Minami, Higashi y Nishi, pero todos servimos al rey Hyde quien se encuentra en la ciudad dorada, en esta época le conocemos como la "Edad de los dragones" si así es DRAGONES, todos ellos nacen de la pequeña isla de la oscuridad donde surgen de un volcán, los humanos controlamos solo a dragones débiles que desde que son un huevo son cuidados por sus entrenadores, sin embargo, los mismo dragones tienen un Dios: Asmodeus, los dragones y los mismos humanos tememos a su poder y es por eso que cada ciclo del tiempo se le debe hacer un sacrificio, cada señor de los distintos valles tiene que pasar por eso, la última vez nos tocó a nosotros.

Mi pueblo es un lugar muy tranquilo, mi padre el gran señor de Higashi y vasallo del rey ha sabido gobernar bien, el sucesor será mi hermano Takeshi; a quien no conozco, en realidad es mi medio hermano pero a causa que mi madre nunca fue capaz de darle un varón y heredero hubo la necesidad de que mi padre buscara una mujer que se lo diera, esto después que mi querida madre falleció, mi hermana mayor Akane, es el orgullo de mi padre, sueña con ser la esposa de algún señor o del mismo rey, ella es realmente hermosa pero muy déspota y grosera con todos los campesinos, y bueno después sigo yo: Sakura, soy la menor y la vergüenza de mi padre, nuestra relación es muy mala al grado que prefiero evitarlo a toda costa, él siempre me ha culpado de la muerte de mi madre y eso es un pecado imperdonable.

*: Señorita.
S: ¿Dime?
*: Su padre quiere verla.
S: voy

Salgo rápidamente de mi recamara, pues hacer esperar a mi padre es una afrenta que castiga severamente, bajo por unas escaleras de caracol que llevan al estudio de mi padre donde siempre se encuentra arreglando los asuntos del valle. Toco.

P: Adelante.
S: Con su permiso – hago una ligera reverencia.
P: Pasa, tu hermana se encuentra de viaje en el valle Kita, así que tú te encargaras del servicio si llegase a venir alguien de importancia; no me decepciones Sakura y has un papel decente.
S: Como órdenes.
P: Una cosa más, me informaron que has estado visitando la biblioteca ¿Que estás leyendo?
S: La historia del valle, mi nana me dijo que una buena dama debe saber la historia – miento.
P: Muy bien, eso espero, no quiero que estés consultando sobre dragones o ya sabes las consecuencias a tu desobediencia, retírate.
S: Si padre.

Salgo rápidamente como él me lo ha ordenado, tuve que mentirle pues desde lo que sucedió mi padre aborrece que este cerca de los dragones o que quiera saber sobre ellos, sin embargo y después de todo lo que he sufrido sigo obsesionada con estos bellos seres, quiero saber más de ellos y conocer todo lo posible tal vez así pueda comprender porque me sucedió todo lo que pasó.

Me retiro a mi recamara donde como todos los días paso la mayor parte del tiempo, odio tener que salir pues, aunque los sirvientes son buenos y obedientes, sé que cualquier cosa que pueda parecerle indebida a mi padre puedo pagarlo muy caro, es lo que menos deseo; desde mi ventana observo que un enorme dragón se dirige a nuestro patio, estos seres son usados como transporte para llevar jinetes mensajeros... Después de dar varias vueltas, el enorme ser alado aterriza en medio del patio principal, un caballero baja del mismo y puedo observar que el blasón es representativo del rey.

Pasado un poco de tiempo observo que el caballero se marcha, el despegue es un poco complicado pues con la prohibición de mi padre de tener dragones cerca de mí, no tenemos un lugar adecuado dentro del castillo para que aterricen estas bestias.

Llaman a mi puerta...

*: Señorita su padre me ha enviado a decirle que mañana por la noche hospedaremos al rey Hyde, le pide este atenta para su llegada y lista para atenderlo.
S: Entendido, gracias.

Toda la noche la paso muy inquieta, los nervios me invaden, si cometo un solo error estoy segura que mi padre me castigara severamente, además es el rey y si todo sale como mi padre desea mi futuro cuñado.

Por el día la servidumbre la pasa preparando distintas cenas, todas muy finas y deliciosas para atender perfectamente al rey, mientras yo la paso supervisando que la recamara en la que dormirá esté en condiciones idóneas para su comodidad.

Por petición de su majestad no se ha divulgado al pueblo que estará en el castillo pues según mi padre por seguridad será mejor mantenerlo en secreto.

Una vez que he concluido todos mis deberes de la mejor manera posible decido tomar un baño para después arreglarme adecuadamente para la ocasión por lo que opto por un vestido color coral, sin mangas y recto, adorno mi cabello con unas pequeñas orquídeas de cristal y uso un collar de perlas que combinan perfecto; mi padre quería que mi hermana estuviera presente para de una vez presentarla con el rey, pero para su desgracia y a causa de una tormenta no ha podido llegar a tiempo.

Los vigías pronto nos avisan que se acerca un dragón, por lo que bajamos a esperar que su majestad aterrice...

P: Recuerda, compórtate a la altura.
S: Si padre.

Aterriza un hermoso dragón de piel verde esmeralda, su jinete es nada más y nada menos que el rey y ahora entiendo todo: no quería que dijéramos nada porque viaja solo; su majestad el rey, es un hombre muy joven y atractivo a diferencia de lo que pensaba, viste una armadura negra que combina a la perfección con su cabello, a pesar de ser hombre mantiene su pelo un poco largo.

P: Majestad – deja caer una rodilla, se levanta – Le presento a mi hija menor Sakura.
S: Majestad, un placer – hago una reverencia.
H: Un placer – besa mi mano lo cual me pone nerviosa pues al no usar guantes el tacto es directo.
P: Majestad pase por favor a su casa, ¿Tiene hambre? Hemos preparado una cena exquisita que seguro le encantará.
H: Muy amable, pero primero quiero hablar con usted, luego cenar y descansar en la recamara que me haya dispuesto.
P: Sígame – lo lleva al estudio, yo como buena mujer los sigo de cerca pero no a su altura – pase.

Entró con ellos y comienzo a preparar el vino para ofrecerle al rey, esta tarea la odio pues siempre he sido mucho muy mala para esta clase de servicios, sin embargo todo ha ido muy bien he podido servir las copas sin derramar ni una sola gota y he entregado de manera perfecta, como buena mujer me quedo de pie en una esquina sin moverme y hacer el menor ruido pues yo estoy aquí para servirles solamente pero sus asuntos no son cosa que deba importarme, en teoría porque muero por saber que lo ha traído aquí.

H: Aprovechando que salí a arreglar unos asuntos quise pasar no solo a descansar, si no también a comentarle algunos aspectos que necesito de usted.
P: Dígame en que esta casa puede servirle.
H: Bien, el reino se encuentra en buenos tiempos sin embargo usted es un conocedor de los dragones y ha habido mucha actividad inusual en la isla negra eso me tiene un tanto inquieto, el sacrificio fue realizado hace poco no debería estar pasando eso.
P: Si, es inusual tal vez el señor negro quiera más – de solo oír su nombre me lleno de terror.
H: Eso es lo que me preocupa, necesito que este en la ciudad dorada de inmediato, señorita ¿podría servirme más vino?

Sin decir nada me acerco y recojo ambas copas y me dirijo a llenarlas.

P: Si así usted lo desea estaré inmediatamente en la ciudad dorada, también me gustaría llevar a mi hija mayor conmigo.
H: Claro, lleve a sus hijas.
P: Sakura se quedará, estoy pensando seriamente en casarla con el señor del valle Nishi

Me acerco en dirección a donde están, pero al escuchar eso me desconcentro de mis deberes y sin querer piso mi vestido por lo que caigo en media habitación derramando todo el vino y con la moral en el mismo nivel donde he quedado.

S: lo siento mucho – me levanto rápidamente – perdóneme su majestad, mi vestido tuvo un problema.
H: No pasa nada, no te preocupes.

Mi padre se levanta sin decir absolutamente nada y se acerca a donde estoy quiero disculparme con él, pero antes de tener oportunidad de abrir la boca recibo una fuerte bofetada de su parte que hace que regrese al piso, me arde demasiado mi cara y tengo unas ganas inmensas de llorar, pero no lo hago, mi labio sangra, pero ni siquiera hago intento de levantarme, se bien que esto aún no acaba... mi padre saca su látigo...

H: ¡BASTA! - mi padre se detiene – no toleraré este tipo de actitudes – se acerca y me ayuda a levantar.

Con un pañuelo limpia la sangre de mi labio.

H: Le ordeno que jamás vuelva a repetirse esta situación ¿Entendido?
P: Si majestad.
H: Eso espero porque si me entero que vuelve a pasar esto con alguna de sus hijas lo va a pagar y muy caro, otra cosa, le ordeno que ambas vayan a la ciudad dorada – voltea hacia mí – ve a cambiarte o te enfermarás.

Hago una reverencia y salgo de ahí, corro por los pasillos para evitar ser vista por alguien, llego a mi recamara y me cambio por un vestido aún más sencillo, limpio mi rostro y me quedo mirando la luna; no me duelen los golpes pues estoy acostumbrada lo que nunca pensé que mi padre llegará a golpearme frente al rey y mucho menos a humillarme de esa forma, al momento se forma una sonrisa pues Hyde me defendió y es la primera vez que alguien lo hace, se siente bien ser tratada como una persona.

Salgo a caminar un poco, pues mi recamara me asfixia, evito ser vista por los empleados y llego al patio donde siempre la paso cuando nadie me ve... Veo que esta el dragón del rey me acerco un poco, aunque no demasiado pues temo que me ataque, la última vez que estuve cerca de un dragón fue la experiencia más horrorosa de mi vida sin embargo no dejo que ese doloroso recuerdo me domine.

?: No ataca.
S: Majestad, yo lo siento tanto – agacho la mirada.
H: Te dije que no te preocupes, los accidentes pasan, cuando era de tu edad no sabía montar dragones y muchas veces caí frente de todos, se lo que se siente.
S: Mejoraré.
H: Lo sé, ¿Te gusta mi dragón?
S: Es lindo pero imponente.
H: Es mi favorito ¿Te gustaría tocarlo?
S: Lo agradezco, pero a mi padre no le gusta que me acerque a estos seres.
H: ¿Porque?

Antes de poder responder veo que mi padre se acerca por lo que no digo más.

P: Aquí andas Sakura, tu nana estaba buscándote.
S: Lo siento.
H: Ha sido mi culpa, encontré a su hija en el pasillo y le he pedido me acompañase a dar un paseo.
P: Esta bien, espero que la compañía de mi hija sea de su agrado.
H: Lo es, no le quito más su tiempo, ve a ver a tu nana.
S: Con su permiso - hago una ligera reverencia y salgo de ahí.

Me siento emocionada y a la vez extraña es la primera vez que me pasa algo así, aunque debo tener los pies en la tierra es mi rey y tal vez mi futuro cuñado.

Al día siguiente bajo muy temprano a tomar el desayuno junto a mi padre y al rey, todo el tiempo permanezco en silencio escuchando los preparativos del próximo viaje.

H: Sakura estoy seguro te encantará el palacio.
S: Seguramente así será su majestad.
H: Bueno – se levanta – es momento de continuar mi viaje, agradezco su hospitalidad.

Mi padre y yo lo acompañamos a donde está su dragón...

P: Majestad me hubiera encantado presentarle a mi hija.
H: Ya habrá tiempo para eso, pequeña Sakura un gusto y espero verte pronto – sin responder hago una larga reverencia.

Hyde monta en su dragón y comienza su ascenso para continuar con su viaje; mi padre sin decir nada más se retira dejándome sola por lo que me retiro a mi recamara donde paso la mayor parte del día hasta que me dan deseos de leer un libro por lo que me dirijo a la biblioteca.

A: Con que aquí estas, ya me enteré del show que armaste.
S: Yo no hice nada.
A: cuando sea reina me voy a encargar que te azoten.
S: Primero consigue serlo.
A: No te metas en mi camino.
S: No estoy interfiriendo, pero si no me equivoco no creo que solo tu cara bonita sea suficiente para que te elijan.
A: Cuando sea reina me voy a encargar que te corten la cabeza.
S: Suerte con eso.

Me alejo para no continuar con la discusión, no debería enfrentarme de esa manera a mi hermana pues sé que eso provoca la ira de mi padre, sin embargo su despotismo me cansa, realmente deseo que Hyde no se fije en ella y no porque yo aspire al trono sino porque sé que no tiene madera de reina, es muy déspota, trata mal a la gente del pueblo y una buena reina debe ser amada por su pueblo no temida, debe saber ser justa y generosa pero también saber poner orden cuando su marido no se encuentre y ella no sabe nada de eso, además si fuera la esposa de Hyde lo más seguro es que mandara por mi cabeza y no me gustaría eso.


Mi hermana no es mala persona, no la considero así, pero mi padre siempre la ha consecuentado mucho y a causa de eso se volvió muy caprichosa, desde la muerte de mi madre nos alejamos, antes aunque no nos llevábamos tan bien podíamos convivir pero después de lo que paso ella guarda un enorme resentimiento hacia mí, me culpa de todo y tal vez tenga razón y fuera mi culpa; como extraño a mi madre era la única en la que se podía confiar, me encantaría que me diera consejos sobre qué hacer con este viaje pero en el fondo sé que a ella le hubiera gustado que fuera y diera lo mejor de mí, a pesar de todo quiero dar lo mejor de mí, quiero dejar huella y hacer algo importante, no solo ser una dama de casa llena de joyas y una vida superficial, pero ¿Podre? Eso solo el tiempo lo dirá.

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