Despierto en mi cama, Hyde está sentado a un lado mío.
- ¿Qué pasó? – estoy sumamente mareada y no me puedo incorporar.
- Mi amor me asustaste, el doctor está afuera.
Entra el doctor
- ¿Señorita tuvo algún tratamiento psicológico?
- Sí, durante tres meses.
- ¿Tomó algún medicamento?
- Las primeras cuatro semanas, un calmante para dormir.
- Correcto, le administre un calmante, le pido lo tome por dos semanas antes de dormir. Necesito que esté tranquila.
- Trataré.
- Vendré mañana a verla – se va.
- Hyde.
- Dime amor – me toma de la mano.
- Tienes que saber la verdad.
- ¿Estás lista para esto?
- Si – respiro profundo – tenía 18 años cuando conocí a un chico con el que empecé una relación, pero él era violento, me golpeaba, ejercía un control sobre de mí muy fuerte. Perdí mi pureza con él porque así lo ordenó, mi mamá se dio cuenta que algo andaba raro conmigo, después de mucho insistir le dije que me pegaba, ella y mi papá lo corrieron… años después nos reencontramos, él quería regresar conmigo, pero yo ya no quería vivir lo mismo. Un día regresaba de trabajar, vi la puerta abierta , entré y ahí estaban mis padres en un charco de sangre. Cuando entré me quede en shock, salió de la cocina, quise correr, pero me resbalé y caí, él estaba a punto de matarme, la policía llegó y le disparó en 3 ocasiones, eso me salvó. Tuve que tomar terapia todos los días durante 4 horas por tres meses.
- No te tortures así – dice Hyde mientras se recuesta junto de mí y me abraza – nadie te va a volver a lastimar, lo prometo.
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