domingo, 25 de enero de 2015

“The shadow of ZIEL”, capitulo 7



Capítulo 7 “suspiro”


La conciencia carecía de realidad, confusión era el complemento de mí incertidumbre, permanecí segundos o quizás minutos mirando con una visión vacía hacia el interior del nocturno cielo, ningún interés mayor a la imagen de ZIEL era motivado por mi inconstante aliento, solo, somnoliento hasta que apareció.


G- ¿estás bien? …- la mitad de su rostro estaba marcado por el sagrado líquido corporal, su intenso color rojo le daba un toque siniestro, pero no más grotesco que su mirada. Iba acompañado de una basura rellena de agua, a lado un pedazo de ropa que simulaba a un trapo.


H- ¡GACKT!, ¿Qué paso?, ¿dónde estamos?


G- no lo sé, en alguna parte del bosque que rodea la carretera sobre la que íbamos.


H- ¡estas herido!, deberíamos ir a un hospital.


G- nada de eso, si nos encuentran juntos realmente seria el fin de nuestras carreras. No podía quedarme ahí, esperando a una ambulancia y tras de ella la firma a nuestra sentencia. ¡Jamás le daría el gusto a RYO de terminar con lo que tanto esfuerzo nos ha costado! No hace falta, solo necesitaba que despertaras, ahora que estas bien huyamos, busquemos algún automóvil, algo en que incorporarnos al camino que va a la ciudad.


H- pero GACKT, en aquel automóvil había cosas importantes ¿no es así?, tus documentos, las cosas que venían en la cajuela.


G- nada importa si lo más preciado de aquel auto está junto a mí.


Comenzamos a caminar entre la oscuridad del bosque, solo podíamos alumbrar con la insuficiente luz del celular, y en algunos tramos por la luz lunar. Afortunadamente mi cuerpo estaba ileso, aunque un poco adolorido; molestia similar a la de una golpiza. GACKT era el más dañado, pues su ropa presentaba marcas de sangre, que ante la negrura de la noche me fue imposible definir de qué heridas provenía.


El viento cruel humedecía nuestras exhalaciones, después de un rato incluso comenzó a entumirnos, peor a eso traía consigo una sorpresa poco grata a mi sensibilidad.


Me encontraba caminando por detrás de ZIEL, de pronto del bolsillo derecho de su pantalón broto una pequeña hoja de papel que fue a dar directo a mis heridas manos.


Aquella hoja de papel era una foto, aquel recuerdo mantenía intactos el rostro de mi amado junto al de otro joven, aquel desconocido sostenía entre sus manos a un gato blanco, por un instante vino a mí la sensación de conocer a aquel joven de la imagen, pero tan pronto observé sus rasgos específicos descarte la idea, me centre en el gesto inusual de GACKT, su mirada denotaba un brillo inusual, a mi parecer el más hermoso que cualquier ser humano en su vida haya podido expresar, y su sonrisa, delineaba con tal fragilidad a un sentimiento inconfundible llamado alegría.


Las manos de ambos jóvenes se entrelazaban, en ellas se reflejaba un romance, observándolo con atención, noté que ambos poseían el mismo encanto en su mirar, y sus cálidas sonrisas no eran más que de complicidad, ambos con cierta inocencia única en años de juventud. Voltee el papel, solo por seguir con mi curiosidad, hallé una pequeña nota que decía:


04/06/…


Quisiera seguir siendo tuyo, quisiera recuperar nuestra locura al tenernos, como en este recuerdo.


Entiendo que soy de ti… más que una sombra.


Vuelve pronto, porque nunca te olvide, por el contrario te sigo esperando.


Te sigo amando.


G.-R.


Mi mano flaqueo después de leer tan apasionadas confesiones, al instante, debido a mi distracción fui a dar al suelo, motivo por el cual GACKT volteo, de mi mano la pequeña fotografía se hecho a volar en el aire, como si quisiera pertenecerle al viento, justo por detrás de ZIEL dio una vuelta y se perdió en un breve pestañeo.


G- ¿Estás bien?, ¿qué tienes? …-mi atención seguía conmovida por aquella declaración, y en lugar de fijar mi mente a su pregunta busque una respuesta en su mirada, destroce toda bella ilusión que había creado, pues en él, el brillo de la foto había desaparecido.


H- estoy bien, solo tropecé.


G- ven, vamos a descansar.


Mi mente se encontraba alterada, el vacío que aquella imagen había provocado en mí comenzó a manifestarse como un malestar que me hacía permanecer incomodo, impaciente y muy en el fondo temeroso. Después de un rato el vacío termino por manar desconfianza, ilusión que más adelante no solo terminaría con mis más bellos deseos.


Refugiados a la entrada de una pequeña gruta GACKT discretamente dirigió su mano al bolso derecho de donde había salido la foto.


G- ¡no puede ser!


H-¿Qué ocurre? …-mi ansiedad denotaba nerviosismo que al menos, por la impaciencia de ZIEL pasó desapercibido.


G- mi…, traía en el bolsillo un objeto valioso, pero no lo encuentro…- mantuvimos en silencio la conversación, ocultando nuestras percepciones-…olvídalo, tal vez tienes razón pude olvidarlo en…


H- GACKT, buscas la fotografía, antes dime ¿quién es él?…-mi voz se quebrantó, pues el impulso por saber su pasado me había dominado. Su mirada que permanecía inquieta se transformó en una mirada melancólica, en aquel momento ZIEL se mostró ante mí como el ser más débil del universo, inofensivo, su gesto tan lleno de inquietud me asilencio.


G- él… tan inoportuno como siempre, tan incomprensible, tan poco amigable, él no debería causar duda en ti…- trataba de hacer fuerte su voz, pero su gesto frágil denotaba lo duro que estaba siendo para ZIEL tragar algún recuerdo doloroso.


H-ZIEL, si tú me pides que lo olvide eso mismo are, si tú me pides que lo ignore, así será, pero antes dime ¿qué acongoja tu corazón?, que la hermosa sonrisa con la que has llegado a iluminarme se encuentra oculta ante este encuentro.


G- nada de eso… mi HYDE…-guio sus brazos a mi cuerpo para conseguir con ello un abrazo, justo a la altura de su pecho los latidos de su corazón reflejaban una inconstante calma -… aquella persona, ahora está muy lejos de mi alcance y más aun de ocupar tú lugar en mí…


Esa fue la forma en que quiso protegerme de su pasado, incluso de protegerse a sí mismo del mío, el resto de la noche fue cálida, y la luna más clara que en primavera, lentamente el roció de la noche hizo buscar nuestros cuerpos para cobijarse, en ellos la calma volvió a reinar. No hubo necesidad de curar las heridas físicas del accidente, pues las heridas que ambos guardábamos en el interior finalmente habían sido cicatrizadas, con el antídoto más bello, el más natural, el mejor remedio que la vida me pudo ofrecer entes de morir.

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